martes, diciembre 26, 2006

Anotación 55

Día: 26 de diciembre
Potencia y dirección del viento: del sur
Dirección: parada
Mar de fondo
0 nudos

Transmisión interceptada, coordenadas Los siete mensajeros.Dino Buzzati:
"Habiendo salido a explorar el reino de mi padre, día a día voy alejándome de la ciudad y las noticias que me llegan son cada vez más raras.

Comencé el viaje cuando tenía poco más de treinta años y han pasado ya más de ocho años, seis meses y quince días de ininterrumpido camino.

Creía, en el momento de partir, que en pocas semanas habría alcanzado los confines del reino; por el contrario, seguí encontrando nuevas gentes y países y en todas partes hombres que hablaban mi mismo idioma y que decían ser mis súbitos. A veces pienso que la brújula de mi geógrafo se ha enloquecido y que, creyendo avanzar siempre hacia el sur, en realidad damos vueltas sobre nuestros propios pasos sin aumentar jamás la distancia que nos separa de la capital; esto podría explicar por qué no estamos ahora junto a la extrema frontera.

Pero más frecuentemente me atormenta la duda de que este confín no existía, que el reino se extienda sin límite alguno y que, por más que yo avance, jamás podré arribar a la frontera. Empecé el viaje cuando tenía más de treinta años, demasiado tarde, quizás. Los amigos, los mismos familiares, se burlaban de mi proyecto, opinando que iba a despilfarrar los mejores años de mi vida. Pocos de mis leales, en realidad, aceptaron partir.

Si bien era algo descuidado -mucho más que ahora- me preocupé de poder comunicarme, durante el viaje, con mis seres queridos; entre los caballeros de la escolta elegí los siete mejores para que me sirvieran de mensajeros. Creí, ignorante de mí, que tener siete mensajeros era una verdadera exageración.

Con el transcurso del tiempo advertí, por el contrario, que eran ridículamente pocos, a pesar de que ninguno de ellos fue asaltado por los bandidos ni malogró su cabalgadura. Los siete me han servido con una tenacidad y una devoción que difícilmente podré recompensar.

Para distinguirlos con facilidad les puse nombres cuyas iniciales eran alfabéticamente progresivas: Alejandro, Benito, Carlos, Daniel, Eduardo, Federico, Gregorio.

Poco acostumbrado a estar lejos de mi casa, envié al primero, Alejandro, al caer la noche del segundo día de viaje, cuando habíamos recorrido ya unas ochenta leguas. A la noche siguiente, para asegurarme la continuidad de las comunicaciones, envié al segundo, después al tercero, después al cuarto, consecutivamente, hasta la octava tarde del viaje en que partió Gregorio. El primero todavía no había regresado.

Llegó la décima noche mientras acampábamos en un valle deshabitado. Supe por Alejandro que su rapidez había sido menor a la prevista; había pensado que, yendo separado y en un corcel inmejorable, podría recorrer en el mismo tiempo el doble de distancia que nosotros, pero no había recorrido el doble, sino sólo una vez y media; en una jornadas, mientras nosotros avanzábamos cuarenta leguas, él avanzaba sesenta, pero no más.

Lo mismo pasó con los otros. Benito, que partió la tercera noche del viaje, retornó recién a la décima quinta; Carlos, que partió a la cuarta noche, nos alcanzó en la vigésima. Muy pronto comprendí que bastaba multiplicar por cinco los días que llevábamos viajando para saber cuándo volvería el mensajero.

Al alejarnos constantemente de la capital, el itinerario de los mensajeros se hacía cada vez más largo. Después de cincuenta días de camino el intervalo entre un arribo u otro comenzó a espaciarse sensiblemente; mientras antes veía llegar al campamento un mensajero cada cinco días, el intervalo llegó a hacerse de veinticinco días; la voz de mi ciudad, de esa manera, se volvía cada vez más apagada: pasábamos semanas enteras sin tener ninguna noticia.

Una vez que transcurrieron seis meses -ya habíamos atravesado los montes Fasani- el intervalo entre uno y otro arribo de los mensajeros aumentó a cuatro meses. Ahora ellos me traían noticias lejanas; el sobre me llegaba ajado, muchas veces con manchas de humedad, debido a las noches que el portador se había visto obligado a pasar al sereno.

Avanzábamos aún. En vano buscaba persuadirme de que las nubes que se deslizaban rápidamente sobre mí eran iguales a las de mi niñez, que el cielo de la ciudad lejana no era diferente de la cúpula azul que tenía sobre mí, que el aire era el mismo, igual el soplo del viento, idénticas las voces de los pájaros. Las nubes, el cielo, el aire, los vientos, los pájaros se me aparecían en verdad, como cosas nuevas y diversas; y yo me sentía extranjero.

¡Adelante! ¡Adelante! Vagabundos encontrados por la llanura me decían que los confines no estaban lejos. Yo incitaba a mis hombres a no descansar, borraba las palabras descorazonadoras que se formaban sobre sus labios.

Ya habían pasado cuatro años de mi partida. ¡Qué larga fatiga! La capital, mi casa, mi padre, se habían vuelto extrañamente remotos, casi no me parecían reales. Ahora pasaban fácilmente veinte meses entre las sucesivas apariciones de los mensajeros. Me traían curiosas misivas amarillentas por el tiempo y en ella encontraba nombres olvidados, modos de decir insólitos para mí, sentimientos que no lograba comprender. A la mañana siguiente, después de una sola noche de reposo, mientras nosotros nos poníamos en camino, el mensajero partía en dirección opuesta, llevando a la ciudad las cartas que yo había preparado en ese mismo tiempo.

Pero ya han transcurrido ocho años y medio. Esta noche cenaba solo en mi tienda cuando entró Daniel, que aún lograba sonreír, aunque estaba muerto de cansancio. Hace casi siete años que no lo veía. Durante todo este período larguísimo no ha hecho más que correr, atravesando praderas, bosques y desiertos, cambiando quién sabe cuántas veces de cabalgadura, para traerme el paquete de sobres que hasta ahora no he tenido deseos de abrir. Ya se fue a dormir y volverá a partir mañana mismo, al amanecer.

Partirá por última vez. Consultando el calendario calculé que, aunque todo salga bien, yo continuando mi camino como lo he hecho hasta ahora y él el suyo, no podré volver a ver a Daniel hasta dentro de treinta y cuatro años. Entonces tendré setenta y dos.

Pero comienzo a sentirme cansado y es probable que me muera antes. No lo volveré a ver. Dentro de treinta y cuatro años (quizás antes, mucho antes) Daniel descubrirá, inesperadamente, los fuegos de mi campamento y se preguntará por qué nunca antes le resultó el trayecto tan corto.

Como esta noche, el buen mensajero entrará en mi tienda con las cartas amarillas, llenas de absurdas noticias de un tiempo ya sepultado; pero se detendrá en el umbral y me verá inmóvil tendido sobre el camastro, flanqueado por dos soldados con antorchas, muerto.

¡Anda, pues, Daniel, y no me digas que soy cruel! Lleva mi último saludo a la ciudad donde nací. Tú eres la última ligazón con el mundo que en un tiempo fue también mío. Los mensajes recientes me han hecho saber que han cambiado muchas cosas, que mi padre ha muerto, que la corona pasó a mi hermano mayor, que me consideran perdido, que han construido altos palacios de piedra, allá, donde estaban las encinas a cuya sombra solíamos jugar. De cualquier manera, siempre seguirá siendo mi vieja patria. Tú eres la última atadura con ella, Daniel.

El quinto mensajero, Eduardo, que me alcanzará, si dios quiere, dentro de un año y ocho meses, no podrá volver a partir porque no tendrá tiempo de regresar. Después de ti, el silencio, ¡oh, dios mío!, a menos que encuentre los anhelados confines. Pero cuanto más avanzo, más me convenzo de que no existe frontera. No existe, sospecho, frontera alguna, por lo menos en el sentido que habitualmente le damos. No hay muralla de separación, ni ríos divisorios, ni montañas que cierran el paso. Probablemente atravesaré el límite sin ni siquiera advertirlo e, ignorante de mí, continuaré mi camino. Por eso he decidido que cuando Eduardo y los demás mensajeros, después de él, me alcancen nuevamente, en vez de volver a tomar el camino de la capital, se me adelante, para que yo pueda saber con anterioridad lo que me espera.

Desde hace un tiempo una ansiedad inusitada se apodera de mí por las noches y ya no se trata de la añoranza de las alegrías pasadas, como en los primeros tiempos del viaje; más bien es la impaciencia de conocer la tierra ignota a la que me dirijo.

Advierto -y no se lo he confiado hasta ahora a nadie- cómo de día en día, a medida que avanzo hacia la improbable meta, el cielo irradia una luz insólita como jamás había visto, ni siquiera en sueños. Ha quedado definitivamente atrás el último cielo azul.

Las plantas, los montes, los ríos que atravesamos, parecen hechos de una esencia diferente de lo ya conocido y el aire me acerca presagios que no sé transmitir.

Una nueva esperanza me llevará mañana por la mañana aun más adelante, en dirección a aquella montaña inexplorada que ahora ocultan las sombras de la noche. Una vez más levantaré el campamento, y Daniel desaparecerá en el horizonte en dirección opuesta, para llevar a la ciudad remota mi inútil mensaje".

martes, diciembre 05, 2006

Anotación 54

Día: 4 de diciembre
Potencia y dirección del viento: del norte, gélido
Dirección: hacia al suroeste
Mar picado
35 nudos

¡Blurrrr!

"Ahora que he asumido que nunca se leerán mis libros.

Ahora que he asumido que mis biznietos no sabrán quién era.

Ahora que he asumido que mi nombre no saldrá en los libros de historia.

Ahora que he asumido que los estudiosos no discutirán por mi obra.

Ahora que he asumido que no habrá luto por mi muerte.

Ahora que sé que mi funeral será como cualquier otro, percibo que, al verme, las gárgolas y demonios de las iglesias se ríen de mí .

Al fin y al cabo, pétreas y permanentes, entienden mejor mi fracaso".

Diario de Raimundo Ladrón, viajero y santo.

jueves, octubre 19, 2006

Anotación 53

Día: 19 de octubre
Potencia y dirección del viento: del norte
Dirección: noreste
Mar de fondo
36 nudos

Transmisión interceptada, coordenadas Revólver.Una guerra feliz:
Guardó un minuto de duelo de 50 segundos
se enlutó hasta las cejas rumiando lo absurdo que fue
el retar a molinos de viento más sólo que un uno
contemplando su lanza partida y partida su fé
y es que la vida no es vida ni es nada si no hay una estrella
en la que escribas tu nombre en la estela que deja al viajar
mira al cielo una noche cualquiera y busca tu senda
persigue tu sueño aunque el mundo te quiera evitar.
Fin transmisión.
¿Y tú? ¿Ya tienes una estrella?
Aunque no encuentre la estrella polar, yo ya tengo la mía.

martes, septiembre 19, 2006

Anotación 52

Día: 19 de septiembre
Potencia y dirección del viento: del noreste
Dirección: norte
Mar de fondo
56 nudos

De pequeño soñé con escribir un bello y largo poema, una Iliada clásica que me elevase por encima del resto de los mortales, una historia que justificase el derroche de mi vida.

Con la adolescencia, mi gran historia se convirtió en una Eneida ética, donde los héroes enseñasen al hombre la Verdad y el camino recto. Su vida sería modelo de vida, a donde el resto de los mortales acudiese como a una fuente de sabiduría única en la historia.

Con el paso del tiempo, he asumido que mi relato, nunca comenzado en serio, sólo puede ser una Odisea humilde, relato de un viaje en búsqueda de la verdad, sin partida real ni llegada.

Hoy, cuando debería escribir mi cuento, me doy cuenta de que ese relato de la búsqueda ya lo he comenzado en mi bitácora del mar en calma. Sólo repetiría lo que voy desgranando en cada página de mi diario, aunque le falte el sentido vital necesario, el destino al que todos mis pasos se orienta.

En el presente descubro que lo quizá me impide juntar las letras de mis palabras, las palabras de mis versos y los versos de mi poema es el desconocimiento de mi sino final, que quizá sólo comprenda al alcanzarlo.

martes, agosto 29, 2006

Anotación 51

Día: 28 de agosto
Potencia y dirección del viento: del sur, cálido
Dirección: en círculos
Mar en calma
46 nudos

Stella Maris (Variación 3)

"Un día navegué, en tierra, en un barco. Viejos marineros me habían contado que, tomando las oportunas precauciones, era sencillo adaptarse y cambiar el agua por el polvo y los terrones. 'Para navegar -me dijeron- sólo se precisa un horizonte a donde ir'.

Elegí los trigales recién cortados porque pensé que serían los más confortables y seguros para alguien inexperto en la navegación terrestre como yo. Acerté, aunque algunas piedras se atascaban en mi quilla y mi palo se enganchó en una ocasión en los cables de teléfono saltan de campo en campo en Castilla. Maniobrando con cuidado, pude disfrutar de una travesía bajo el sol castellano, viendo pasar pueblos y villas, dejando tras de mí un reguero de polvo que se alzaba hasta el infinito. Descubrí que siguiendo las hileras de trigo avanzaba más rápido, saltando de loma en loma. Para frenar, sólo necesitaba ir contra el viento y cruzarme en las hileras, pequeñas olas de amarillo.

Molinos / Windmills (Variación 2)

En mi viaje pude contemplar grandes prodigios. Vi un poste de luz, como un molino, encarándose con un fardo de paja, transformado en perro. Ambos inmóviles y ciegos; uno altivo, con los brazos a los lados, sujetando con rabia los cables que le daban la vida; el otro, recogido, atado por la injusticia humana, preparado para saltarle encima cuando fuese liberado.

Ovejas / Sheeps (Variación 1)

También vi a lo lejos pinos que hacían de ovejas y se arremolinaban uno al lado del otro, formando un rebaño verde que se movía a la vez. Como patas, sus troncos penetraban en la tierra y la levantaban a cada paso, dejando campos lunares o quizá minados, llenos de granadas de mano, las piñas".

Diario de Raimundo Ladrón, viajero y santo.

jueves, julio 27, 2006

Anotación 50

Día: 27 de julio
Potencia y dirección del viento: flojo del suroeste
Dirección: estancado
Mar como un espejo
0 nudos
Mensaje recibido (El día de la Lechuza.Leonardo Sciascia):
- Y usted, ¿es hombre capaz de remordimientos?
- Ni remordimientos ni miedo; nunca.
- Algunos de sus amigos dicen que es usted religiosísimo.
- Voy a la iglesia, mando dinero a los orfelinatos...
- ¿Cree que basta?
- Creo que basta: la Iglesia es grande porque cada cual está en ella a su aire.
- ¿No ha leído nunca el Evangelio?
- Lo oigo leer todo los domingos.
- ¿Qué le parece?
- Bellas palabras; la Iglesia es toda una belleza.
- Para usted, veo, la belleza no tiene nada que ver con la verdad.
- La verdad está en el fondo de un pozo; usted mira en un pozo y ve el sol y la luna; pero, si se tira, ya no están ni el sol ni la luna, está la verdad.

jueves, junio 29, 2006

Anotación 49

Día: 29 de junio
Potencia y dirección del viento: suave, del este
Dirección: hacia el sudoeste
Mar en calma
10 nudos
Tus biznietos no sabrán quién eras.

jueves, junio 08, 2006

Anotación 48

Día: 8 de junio
Potencia y dirección del viento: suave, del sur
Dirección: hacia el noroeste
Mar plana
2 nudos

Textura de hierba

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Informe de daños tras las últimas tormentas:

- Objetivos cumplidos.

- Vía de agua leve en la línea de flotación por el embate de las olas. Imposibilidad de permanecer en la dirección mantenida durante las tormentas. Se sugiere permanecer al pairo hasta resolución de desperfectos.

- El convoy se ha separado. Realizamos maniobras de aproximación a nuestros barcos acompañantes.

La tripulación desea volver a nuestro puerto base. Ha comenzado el buen tiempo y tanto la marinería como el capitán recuerdan las playas y el calor de Eram. Aunque duele volver y ver la juventud que ha pasado, ¡qué libertad el pisar la arena y no pensar en tormentas, en mares desconocidos! ¡Qué tranquilo está el mar cuando uno está en casa!

miércoles, mayo 10, 2006

Anotación 47

Día: 10 de mayo
Potencia y dirección del viento: del sur
Dirección: en círculos
Mar picada
46 nudos

Textura de hierba

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Un día deslizó la mano por encima de una fotografía y sintió la rugosidad de un campo de hierba. "¡Caramba!"-se dijo.

Con la yema de los dedos, como un ciego leyendo Braille, comprobó la sequedad de las pequeñas matas y el calor del sol reflejado en las pajas secas. Súbitamente,... ffffuuuuu... fffuuuuu... fffuuuuuuuuu..., sintió, en la punta de sus dedos, el cálido viento que mecía, hacia adelante y hacia atrás, la hierba alta.

Dejó caer la fotografía y corrió a buscar una foto de ella en sus álbumes. Con prisa y temblando, pasó el dedo por su cara. Sintió la suavidad de la piel de su mejilla, las curvas de su mandíbula y sus labios. Y ella, de repente, abrió los ojos... y le sonrió.

viernes, abril 21, 2006

Anotación 46

Día: 21 de abril
Potencia y dirección del viento: del noroeste
Dirección: hacia el norte
Mar en calma
45 nudos




Asfixia ciudadana - Urban asphyxiation

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Instrucciones y dificultades tras un desastre natural o relacional:

1. Declaración de zona catastrófica: así la ayuda de las zonas circundantes se activará para el rescate. Problema: conviene coordinar correctamente la ayuda, para que ninguna entidad comience a reconstruir sin que la autoridad competente dé su opinión.

2. Limpieza de escombros. Problema: detectar qué debe permanecer y qué debe ser derruido. Se han de valorar criterios de estima, historia y, aunque resulte extraño, utilidad.

3. Planificación de la nueva organización para reconstruir lo arrasado. Problemas: compatibilizar las viejas estructuras con las presentes. Algunas de las nuevas no se desecharán hasta pasado un tiempo y tendrán que volverse a reconstruir. Otras antiguas no se habían examinado hasta el momento.

4. Creación y/o hallazgo de señales y símbolos: que resuman conceptos complejos de la nueva configuración. Problema: en ocasiones, algunos del pasado no son reutilizables. Además, si la fase de la planificación no se ha hecho a conciencia, resulta complicado encontrar símbolos adecuados para conceptos que ni siquiera se comprenden.

miércoles, abril 05, 2006

Anotación 45

Día: 5 de abril
Potencia y dirección del viento: escaso
Dirección: empezamos a rolar hacia el noroeste
Mar de fondo
5 nudos


Mensaje captado desde el exterior del barco (frecuencia: rabindranath.tagore):

"El agua es brillante en una vaso y oscura en el mar. La verdad pequeña tiene palabras claras, y la verdad grande tiene un gran silencio".
Haya
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viernes, marzo 17, 2006

Anotación 44

Día: 17 de marzo
Potencia y dirección del viento: este
Dirección: seguimos cabeceando
Calma chicha
2 nudos


Inventario de la biblioteca a bordo (1):

- Océano mar, de Alessandro Barico: un mapa imprescindible para nuestros viajes a través del mundo.

- Crónicas Marcianas, Ray Bradbury: ¿quiénes son los marcianos? ¿ellos o nosotros?

- Momo, Michael Ende: cómo aprovechar el tiempo. Gastarlo inutilmente supone dedicarlo a las "cosas importantes".

- El maestro de esgrima, Arturo Pérez-Reverte: qué hacer cuando uno se siente ya viejo.

- El guardián entre el centeno, J. D. Salinger: buena literatura, ¿para jóvenes? Un clásico para los norteamericanos.

- El señor de las moscas, William Golding: metáfora social.

lunes, marzo 13, 2006

Anotación 43

Día: 13 de marzo
Potencia y dirección del viento: este
Dirección: el barco cabecea, sin dirección aparente
Mar de fondo
5 nudos




Haya




No me dejes olvidar de que, en la vida, soy un pequeño esqueje que brota de un árbol de mil ramas.


No surgí de una semilla, independiente de lo que me precedió. Surgí de un árbol y de las ramas que me sustentan aprenderé dónde está la corrupción.


Mis hojas no son originales. Mis frutos son los mismos que crecieron en ramas más anchas.


De mí depende que este árbol hoy florezca orgulloso y robusto. Que los que trajeron la savia a mí, en mi otoño, juzguen mi primavera.

viernes, febrero 24, 2006

Anotación 42

Día: 24 de febrero
Potencia y dirección del viento: fuerte viento
Dirección: hacia el sur
Grandes olas
20 nudos

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¿Qué es lo que nos hace avanzar por el mar? ¿Es el viento? ¿Cómo puede algo que no vemos, que sólo podemos percibir sus efectos, decidir nuestro acontecer? El viento es algo incontrolable y hasta inexplicable.

¿Cuál es la fuerza que hace que sigamos activos, que provoca en nosotros esa chispa de vida que nos impide sentarnos y esperar al mundo? ¿Por qué, trás de un gran peligro, de que quedemos desarbolados, volvemos a avanzar hacia nuestro objetivo?

lunes, febrero 13, 2006

Anotación 41

Día: 13 de febrero
Potencia y dirección del viento: rachas fuertes, que casi nos tumban
Dirección: hacia el sudoeste
Grandes olas
30 nudos

[+]

Emisión interceptada, frecuencia quique.gonzález.rompeolas:

Llévame a ver salir el sol

desde todos los portales de la luna.

Llévame al puerto y al malecón

cuando el cielo se nos llene de gaviotas.

Alumbrando las calles oscuras

todas las estrellas que hoy durmieron solas.

(desde el rompeolas me acuerdo de ti)

Vuelo controlado, colgado del palo de las banderolas

Y ahora ya no puedo prestarte mi abrigo

ni quitarte la ropa, ni sudar contigo

ni perder la calma, ni decirte las cosas

que nunca te he dicho.

Ahora ya no puedo prestarte mis alas

ni subirte la falda, ni cogerte con vicio.

Ahora da lo mismo reírse de todo

que llorar por nada.

Llévame a ver salir el sol

cuando enrede los cabellos en tu nuca.

Llévame al puerto de náufragos

y a los muelles que no escuchan tus preguntas.

Desatando pañuelos de bruma

hace algunas horas que perdí la suma.

(desde el rompeolas me alejo de ti)

Vuelo equivocado, tu voz es el viento

que rompe las olas.

viernes, febrero 03, 2006

Anotación 40

Día: 3 de febrero
Potencia y dirección del viento: rachas fuertes, que casi nos tumban
Dirección: hacia el sudoeste
Grandes olas
20 nudos

[+]

- Sois todos unos asesinos, embaucadores y peseteros.

- Pero si yo nunca he hecho nada de lo que dices.

- Tú no, pero los que llevan el cotarro sí, además durante siglos. Pero se va a acabar, ya lo ves, con gente como nosotros se va a solucionar pronto. Lleváis toda la vida igual.

- Pero si yo tampoco llevo mucho tiempo aquí.

- Da igual, estáis dominados por los jefes, que os sorben el cerebro para que hagáis lo que a ellos les conviene, para mantener el status. Además, si todo es tan libre, ¿para qué os cobran?

- Yo nunca he pagado nada. Además, es voluntario. Y con ellos se puede discutir.

- Estás engañado. Cree en nosotros y serás de verdad libre.

viernes, enero 27, 2006

Anotación 39

Día: 27 de enero
Potencia y dirección del viento: gélido, del oeste
Dirección: en círculos, en búsqueda de icebergs
Mar en calma
12 nudos

[+]

Hay cosas que debes prohibirte. La vida no es decir que sí, sino decidir.

Navegar supone adaptarte al mar para seguir tu rumbo, no ir en línea recta pase lo que pase.

Ponte límites para salvar tu alma, para no destruirte en tu propio lago salado. Que tu bache no se llene de agua de mar; que su fondo sirva para impulsarte, alzar las alas y volar.

lunes, enero 16, 2006

Anotación 38

Día: 16 de enero
Potencia y dirección del viento: calma chicha
Dirección: hacia el sureste
Mar como un plato
1 nudo

Transmisión enviada, frecuencia: Crónicas Marcianas, Ray Bradbury.

Fragmento procedente de la librería del Capitán.

Destino: sugerencia, camisetas gastadas.

-¿Cuánto tiempo cree que podrá resistir?
-El que me lleve matar a doce hombres, poco más o menos.
-¿Por qué no nos mató a todos esta mañana, cuando se le presentó la ocasión? Hubiera sido fácil, usted lo sabe.
-Lo sé. Sentí náuseas. Cuando uno quiere hacer algo terrible se miente a sí mismo. Se dice uno que todos los demás están equivocados. Bueno, en cuanto empecé a disparar contra ellos, comprendí que sólo eran unos necios y que no debía matarlos. Pero ya era demasiado tarde. No pude continuar, entonces subí hasta aquí con la esperanza de volver a creer en la mentira, de enfurecerme y empezar de nuevo.
-¿Ya está resuelto?
-No mucho. Bastante.
El capitán estudió su cigarrillo.
-¿Por qué lo hizo?
Tranquilamente Spender dejó el arma en el suelo.
-Porque he visto que los marcianos tenían algo que nosotros nunca soñamos tener. Se detuvieron donde nosotros debíamos habernos detenido hace un siglo. He paseado por sus ciudades y comprendo a esta gente y me gustaría llamarlos mis antepasados.
El capitán señaló con un movimiento de cabeza un grupo de edificios.
-Es magnífico ese pueblo.
-No es sólo eso. Sí, sus ciudades son hermosas. Los marcianos sabían cómo unir el arte y la vida. El arte fue siempre algo extraño entre nosotros. Lo guardamos en el cuarto del loco de la familia. 0 lo tomamos en dosis dominicales, tal vez mezclado con religión. Bueno, estos marcianos tenían arte, y religión y todo.
-Usted cree que habían llegado al fondo de las cosas, ¿no es así? -Estoy seguro.
-Y por eso empezó a masacrarnos.
-Cuando yo era pequeño mis padres me llevaron a la ciudad de México. Siempre recordaré el comportamiento de mi padre, vulgar y fatuo. A mi madre no le gustaba tampoco aquella gente porque eran morenos y no se bañaban a menudo. Mi hermana ni les hablaba. Sólo a mí me gustaban realmente. Y puedo imaginarme a mi madre y mi padre aquí en Marte haciendo otra vez lo mismo... Para el norteamericano común, lo que es raro no es bueno. si las cañerías no son como en Chicago, todo es un desatino. ¡Cada vez que lo pienso! ¡Oh, Dios mío, cada vez que lo pienso! Y luego... la guerra. Usted oyó los discursos en el Congreso antes de que partiéramos. Si todo marchaba bien, esperaban establecer en Marte tres laboratorios de investigaciones atómicas y varios depósitos de bombas. Dicho de otro modo: Marte se acabó, todas estas maravillas desaparecerán. ¿Cómo reaccionaría usted si un marciano vomitase un licor rancio en el piso de la Casa Blanca?

[...]

-Pero nosotros somos muchos. Dentro de una hora cerraremos el cerco. Dentro de una hora morirá.
-He encontrado algunos pasajes subterráneos y un refugio que ustedes jamás descubrirán. Viviré allí algún tiempo, y cuando ustedes se descuiden, saldré y los iré cazando, uno a uno.
El capitán inclinó la cabeza.
-Cuénteme algo de esa civilización -dijo señalando con la mano las ciudades de la montaña.
-Sabían cómo vivir con la naturaleza, y cómo entenderla. No trataron de ser sólo hombres y no animales. Cuando apareció, Darwin cometimos ese error. Lo recibimos con los brazos abiertos y también a Huxley y a Freud, deshaciéndonos en sonrisas. Después descubrimos que no era posible conciliar las teorías de Darwin con nuestras religiones, o por lo menos así pensamos. Fuimos unos estúpidos. Quisimos derribar a Darwin, Huxley y a Freud. pero eran inconmovibles. Y entonces, como unos idiotas, intentamos destruir la religión. Lo conseguimos bastante bien. Perdimos nuestra fe y empezamos a preguntarnos para qué vivíamos. Si el arte no era más que la derivación de un deseo frustrado, si la religión no era más que un engaño, ¿para qué la vida? La fe había explicado siempre todas las cosas. Luego todo se fue por el vertedero, junto con Freud y Darwin. Fuimos y somos todavía un pueblo extraviado.
-¿Y estos marcianos encontraron el camino? -preguntó el capitán.
-Sí. En Marte aprendieron a combinar ciencia y religión para que funcionaran juntas, y se enriquecieran así mutuamente, sin contradecirse.

[...]

-Y seguramente no me dejarán tranquilo. Tendré que matarlos a todos.
-Es usted optimista.
-He encontrado un motivo para luchar y vivir. Eso me hace más peligroso. He encontrado algo que es para mí como una religión. Como aprender a respirar otra vez. Sentir en la piel la caricia del sol, dejar que el sol trabaje en uno, escuchar música, leer un libro. ¿Qué me ofrece en cambio la civilización de usted?

[...]

¿Quiere usted acompañarme sin resistirse, Spender? Es mi última oferta.
-No, gracias. -Spender extendió una mano-. Espere un momento. Si usted gana, hágame un favor. Trate de postergar la destrucción de este planeta, al menos durante cincuenta años. Hasta que los arqueólogos hayan tenido una buena oportunidad. ¿Lo hará usted?
-Se lo prometo.
-Y por último, si le sirve de algo, recuérdeme como un neurótico que enloqueció un día de verano y que nunca recobró la razón. Así será más fácil para usted.
-Así lo haré. Adiós, Spender. Buena suerte.-Es usted un hombre raro -comentó Spender, mientras el capitán bajaba por el sendero, azotado por el viento caluroso.

miércoles, enero 04, 2006

Anotación 37

Día: 4 de enero
Potencia y dirección del viento: flojo, templado
Dirección: norte
Pequeñas olas molestas
10 nudos

[+]

Nunca, nunca, dejes de ser tú mismo.


Que pasen tempestades, calmas chichas y maremotos, y que tu bandera siga en lo más alto, ora hacia el norte, ora hacia el sur, pero siempre declarando tu personalidad.


Navegar es cambiar de rumbo, no de barco.