sábado, mayo 17, 2008

Anotación 66

Día: 17 de mayo
Potencia y dirección del viento: brisilla hacia el noroeste
Dirección: casi parado
Mar en calma
2 nudos
En 2005, se inauguró la denominada Salle des Etats, un espacio donde se expone, junto algunos otras obras, la Mona Lisa. En esta sala se ofrecen una par de obras más, pero en su centro se erige una especie de tabique alto donde se ha situado la obra más conocida de Leonardo da Vinci. Alrededor del cuadro, especialmente desde el mala novela de El Código da Vinci, se arremolina siempre una decena, como mínimo, de turistas. Aunque es frecuente escuchar comentarios del tipo "¿y tanto lío por una obra tan pequeñita?" -escuchado frecuentemente por algún maleducado español-, el atractivo parece hipnótico para los visitantes.


Siguiendo por la habitación, ya en la siguiente sala, el amante del arte se encuentra con algunas de las grandes obras de los neoclásicos y románticos franceses, que le apelan al corazón con fuerza. Pero antes de cambiar de espacio, al otro lado del tabique central de la Salle des Estats, se encuentra la obra Concierto Campestre, de Tiziano. El lienzo pasa, para el 90 por ciento de los turistas, totalmente desapercibido.


No mencionaré la importancia de Concierto Campestre, ni su influencia en algún impresionista francés, ni su belleza ni su composicion. Reinvidico su valor como contravalor, como puntal de la resistencia. Me gusta el cuadro por lo que tiene de cruz de la cara de Mona Lisa. Ojalá hubiera olvidado la sonrisa simiesca de la tiesa, hubiera pasado directamente a mi Balsa de Medusa (grandioso Océano Mar y Baricco) o mis Horacios. Concierto Campestre es bueno porque no es la Mona Lisa.