viernes, diciembre 31, 2010

Anotación 72

Día: 31 de diciembre
Potencia y dirección del viento: suave, del sur
Dirección: en círculo
En calma
40 nudos

"La gente no entiende correctamente la complejidad y amplitud de la figura de Dios. Si es Todopoderoso, tiene todas las potencias posibles: toda la bondad, toda la justicia, toda la inteligencia, toda la fuerza y, también, todo el humor.

Yo te digo que lo que pasó tras el Génesis fue lo siguiente: Dios vio que el Hombre había intentado ganarle haciendo trampas en el juego de la Vida -al comer la manzana y toda esa historia-. Y el Todopoderoso, también Todohumor, le permitió al hombre otra oportunidad, un juego más en su apuesta de la Vida.

En esta ocasión las reglas se limitarían a una: ahora el juego sería personal, en vez de que la especie fuese representada por dos individuos, el juego se establecería con cada uno de los descendientes de Adán y Eva. Y para darle cierta gracia al juego, el Todopoderoso permitió que en el nuevo juego participasen los mismos representantes que en la primera ocasión, incluido la tentación de la serpiente.

Te lo digo yo, que fue así. Pocos lo saben, pero, en realidad, la Historia de la Humanidad debería llamarse la Gran Revancha".

"Testimonio Semita del Génesis, en una taberna egipcia", D. Raimundo Ladrón, 1962.

domingo, septiembre 26, 2010

Anotación 71

Día: 26 de septiembre
Potencia y dirección del viento: peso, del sur
Dirección: hacia el oeste
Algo picado
25 nudos

Emisión interceptada Entregado.al.mar.De.Lorenzo.Concurso.Relatos.UN.


Todas las noches se sienta al lado de la pared de piedra, inerte, como si en su quietud imitase a la roca que, a un lado, le da apoyo. Abrazándose las rodillas en silencio mira a ese mar que le da de comer y que, hace tiempo, comió a aquellos que amaba. A veces llora, otras gimotea algunas palabras en ese idioma arcaico que el género humano comparte cuando sufre. Desde lejos se le confunde con la arena que le rodea y que lame los harapos que viste: una camisa con desgarros y un pantalón remendado con una cuerda de cáñamo que lo sostiene en la cintura. Sus pies se funden desnudos con la materia primigenia formada por el embate del mar durante millones de años. La arena le trepa por los tobillos y por el pantalón como si la playa quisiese, en un abrazo de muerte, engullirlo.
Hace tiempo que las buenas gentes de Cabreira dejaron de asustarse al percatar su presencia. Todos le miran con una mezcla de compasión y cariño, casi siempre acompañada de un velaí vai Suso, o tolo. Sólo lo ven por la mañana, cuando vuelve de su encuentro con el mar. El resto del día lo pasa encerrado en su casa, sentado en un viejo sillón, dormitando. Allí reúne fuerzas para su encuentro diario con el mar. Al principio, ya hace muchos años, algunos lo acompañaban durante unas horas mientras esperaba a que eles volviesen. Pero, mientras las desgracias se fueron olvidando y las heridas se cerraron, le fueron abandonando en su sitio, en el fondo de la playa, pegado a la roca.

Allí se sentó desde el día que sus queridos no volvieron. Desde aquel día en el que todo el pueblo atisbó hacia el mar buscando una vela, un manchón de aquellos que, con la desgracia, se habían quedado en la mar. Muchos marineros volvieron con las pequeñas chalupas anegadas y con historias para contar a los pequeños. Eles non. Eles se quedaron en la tempestad, dando vueltas para siempre. Y mientras la gente del pueblo bullía con cada llegada y con la espera, Suso nunca se movió, permaneció sentado al fondo de la playa, al lado de la roca, mirando al mar. Y allí esperó.

En sombra

Días de lluvia, días en los que el viento parece jugar con el mar no consiguieron moverle de su sitio. Solo, hecho una bola, con los ojos negros fijados en el horizonte. Escuchando el sonido de las olas que rompen en la orilla, el murmullo de millones de burbujas y de miles de leves choques entre las piedras. Ese sonido del agua fría introduciéndose en los recovecos de la arena, corriendo entre grietas. Y también el del ulular del viento, que tira y afloja su manto en rápidas volteretas y quiebros mientras se desliza sobre el agua, rozando con las puntas de sus telas el mar. El sonido llega hasta sus oídos y, a veces, para escuchar mejor el hablar de su enemigo, cierra los ojos.

Las voces del lugar dicen que Suso les ha musitado, entre dientes, que a veces eles vuelven. Que, cuando todos duermen, eles llegan con una barca de humo a la pequeña playa. Que saltan a la orilla y descargan cajas de pescado plateado y blanco. Que no hablan, tan sólo alinean su carga en filas fantasmales. Dicen las voces de Cabreira que no son como deberían ser, que, como les ha dicho Suso, tienen un color azulado en la piel y sus ropas están desgarradas y roídas. Y él, aunque se les ha tirado a sus pies llorando y rogando que vuelvan para siempre, nunca consigue que eles salgan de su rutina eterna.

Dice Suso que algún día se lo llevarán. Así afirma la gente del lugar, seguros de que algún día él desaparecerá para siempre. Que una noche podrá montarse en su barca de vapores y embarcar con su padre y su hermano. Enrolarse en su pesca para siempre, tornando su piel pálida por la intangibilidad de los muertos en la mar. Cambiando su larga espera en la playa por una vida de trabajo tras el fruto del asesino, vendido al culpable de su aturdimiento y su pena. Entregado, por fin, a la mar.

martes, marzo 09, 2010

Anotación 70

Día: 9 de marzo
Potencia y dirección del viento: del norte, helado
Dirección: hacia el sureste
Mar con pequeñas olas
15 nudos

"En el principio existía la Palabra
y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
Ella estaba en el principio con Dios.
Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.
En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres,
y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron".

Evangelio de San Juan

"Existen dos formas de intepretar las palabras de Juan:
a) Dios es la palabra y el mono se convierte en hombre cuando, a imagen y semejanza de Dios, adquiere la palabra.
b) La palabra es lo único que puede salvar al hombre. Si antes de nada, hubo palabra, después de todo, sólo habrá palabra.
Antes de nacer, somos un proyecto de alguien, palabras. Después de muertos, no nos engañemos: sólo seremos palabras recordadas.
Al darle nombre a los niños, los padres le dan individualidad y la posibilidad de pervivir a la muerte".
Raimundo Ladrón
"Comentarios de perlas literarias"
Editorial Agujero Negro