jueves, febrero 03, 2005

Anotación 8

Día: 4 de febrero
Potencia y dirección del viento: del noroeste, suave con poca fuerza
Dirección: hacia al noroeste, mañana viraremos al sureste
Mar tranquilo, sin olas
60 nudos


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El mar sangra en las rompientes.

Para cualquier barco las rompientes siempre son peligrosas. Allá el azul se mezcla con la tierra, con aquellos lugares donde uno nunca podrá llegar navegando. Cuando un barco se acerca a una rompiente siempre se encuentra en una posición peligrosa, ha de controlar bien la dirección del viento y su potencia, no vaya a ser aspirado por ella y acabar con el casco herido. Sin embargo, pronto o tarde, todos necesitamos pasar cerca de ellas.

Dicen algunos incrédulos marineros que las sirenas habitaban en las rompientes y que atraían a los marineros a ellas para quedarse con las ricas mercancías. Quizá por eso siempre repiten una máxima: "La mejor forma de pasar una rompiente es no meterse en ella". Creo que no hay que tener miedo a la tierra: las rompientes presentan un mundo confuso, engañoso y sangrante, pero también son tierra las playas de sedosa arena o las marismas de aguas estancadas.

Algunos se engañan y dicen que podrían seguir eternamente navegando sin visitar alguna isla. Pero después, aunque sea furtivamente, se introducen en alguna ensenada para cargarse de toneles de agua y comida.

Al fin y al cabo, el que no pasa por tierra, muere.

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