miércoles, septiembre 14, 2005

Anotación 28

Día: 14 de septiembre
Potencia y dirección del viento: caliente, del nordeste
Dirección: tenemos arriadas las velas
Mar como un plato
¿?
EN LA NADA

PEQUEÑA OBRA DE TEATRO EN CUATRO ACTOS

ACTO PRIMERO

En la escena aparecen inmóviles un hombre y una mujer jovenes, ella está colocada al fondo del escenario, de frente a los espectadores, y él, en primer plano, de perfil. Entre ambos hay una distancia de cinco o seis metros.

Todo el escenario está oscuras excepto un foco que lo ilumina a él desde arriba. El hombre viste pantalón, zapatos y camisa -de dos bolsillos en el pecho- totalmente blancos. Su cara y su pelo también están pintados en ese color. Mira al suelo, frunce el ceño y, excepto sus labios, permanece en completa inmovilidad.

Ella permanece a oscuras, no se le ve. También viste de blanco, de falda hasta las rodillas y camiseta blanca, algo ceñida. Lleva zapatos planos también blancos. Todo el cuerpo que no es tapado por la ropa está pintado de blanco: la cara, los brazos, las piernas, etc. Ella permanece un postura de espera, con los brazos delante del cuerpo, agarrada una mano con la otra y con la mirada perdida al frente, hacia los espectadores.

Comienza a hablar él.

- ¿Qué buscas?
- Nada.
- No creo que la encuentres.
- ¿Cómo?
- Digo que no creo que la encuentres.
- ¿El qué?
- La nada.
- ¿Y eso por qué?
- La nada no se encuentra. Es nada.
- Sólo era una forma de hablar. No me refiero a la nada en sí.
- Tampoco te podrías referir a la nada en sí, porque la nada en sí no existe.
- Bueno, digamos que no estoy buscando, ¿vale?
- Entonces, ¿por qué estás inclinado hacia delante y frunces el ceño?
- No, por nada.
- Por nada no se puede hacer. Si tu razón es la nada, no tienes razón.
- (Se desespera) Ya empezamos... sí, estoy buscando algo.
- ¿Qué buscas?
- Pues... una palabra.
- ¿Cuál?
- Si la supiese no la estaría buscando.
- Digo yo que sabrás algo de ella, ¿no? Un indicio, una prueba, algo que te dice que existe.
- No, simplemente lo sé.
- ¿Qué sabes que sabes?
- Eso, que existe la palabra.
- ¿Cómo?
- Creo que la intuyo. La siento, sin saberlo a ciencia cierta, pero estoy seguro de que existe.
- ¿Y cómo sabes que existe seguro?
- Ya te he dicho que la siento.
- No, tonto, cómo sabes que existe eso que dices que sientes.
- Simplemente está ahí. No hay nada que permita dudarlo.
- Ahhhh, interesante. Sólo sabes lo que sientes, ¿no?
- Ehhhh... sí, más o menos.
- Pero no sabes cuál es tu palabra, ¿no?
- Ya.
- ¿Por qué?
- Por que no la siento. Siento que existe, pero no la siento.
- Entonces, ¿por qué la buscas? Si sólo sabes lo que sientes, nunca podrás encontrarla.
- Espero encontrarla... y sentirla.
- ¿Y tú?
- ¿Yo qué?
- Sí, tú, ¿te sientes?
- ¿Cómo que si me siento? Yo existo, no necesito sentirme. Si algo tengo seguro es que yo existo.
- Ya, pero tampoco te sientes, por lo que deberías dudar de ti mismo.
- No, yo soy distinto al resto de las cosas que no siento. Sé que pienso.
- ¿Y yo?
- Tú... no sé.
- No me sientes, ¿no?
- No.
- Podría no existir.
- Sí.
- (Entristecida) Dudas de mí.
- ...
- Yo me siento.
- Ya, pero eso no vale. Te tengo que sentir yo, conocerte. Podrías ser sólo una imaginación.
- ¿Una voz dentro de tu conciencia?
- …
- ¿Una voz de tu conciencia?
- No sé, quizá sí. A menos que seas ella.
- ¿Quién?
- Ella. La que tengo delante.
- ¿Dónde?
- Allí enfrente, en la acera, a cinco metros de mí.

Otro foco ilumina a la joven, también desde arriba.

- ¿Cómo sabes que existe?
- No lo sé. Quizá no exista.
- ¿Otra voz de la conciencia?
- No, la única que me habla eres tú. Ella sólo espera. No me habla.
- Entonces, ¿quedamos en que soy una voz de la conciencia?
- No sé. No te siento, no sé qué eres. Sólo sé que estás ahí.
Voz: ¿Y eso no debería ser suficiente?, ¿estar no es ser?
- Quizá. No sé.
Voz: Y tú, ¿quién eres?
- Yo soy yo. Es lo único que puedo saber. Eso y que existo.
Voz: Entonces quedamos en que tú eres yo y yo soy una voz de tu conciencia.
Yo: Sí, supongo que podríamos decirlo así.

FIN DEL PRIMER ACTO

3 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
camisetaGastada dijo...

para un relativista, pienso luego existo, no es verdad, porque también es algo relativo.

¿sé te ha ido por completo o todavía puede ir a más?